jueves, 26 de enero de 2017

Paso a paso por barrio Yungay (Santiago de Chile)

Muy buenos días! Durante los últimos meses del 2016 estuve ejerciendo funciones de blogger pero no acá, sino en la página de Microsoft, MSN.com. Fue un trabajo auspiciado por la cadena de hoteles Marriot que incluía recorridos inusuales u originales en Santiago de Chile y en Buenos Aires (también en Bogotá, pero esos los hizo otro bloguero de allá). 

En su momento compartí los links de cada articulo a medida que fueron saliendo, pero como ya no están más online, voy a ir publicando por acá algunos de los que más me gustaron, para que queden y los puedan consultar cuando quieran. Hoy, un paso a paso para que conozcan el Barrio Yungay de Santiago...


Tengo una predilección especial por el barrio Yungay, sus aires nostálgicos, sus casas de fachada continua, antiguos almacenes, pasajes históricos y coloridos murales. Está lleno de sorpresas, nunca me decepciona.  A pesar de ser reconocido como “zona típica”, este es un destino atípico. Me he dado cuenta de que muchas personas, tanto turistas como residentes, no lo conocen. Les interesa, pero no se deciden a ir porque no saben por dónde empezar ni cuáles son los lugares dignos de ver.

Yungay está cerca, a unas pocas cuadras del centro y de La Moneda. Se puede llegar en metro y es tranquilo, fui varias veces en días de semana cerca del mediodía, sola o acompañada, y siempre me sentí segura. Hoy mi misión es que se decidan a descubrirlo. Para facilitarlo, los voy a llevar de la mano, paso a paso por mi camino preferido, donde van a poder apreciar los más lindos tesoros del barrio en una cómoda caminata.


El barrio Yungay es uno de los más antiguos de Santiago. Sus años de esplendor fueron entre fines del siglo XVIII y principios del XIX, cuando estuvo habitado por familias de élite, personalidades políticas, intelectuales y artísticas de la época. A partir de 1930 las clases altas migraron hacia la zona oriente de Santiago, entonces las familias que quedaron ocuparon las antiguas viviendas, las subdividieron, y comenzó el deterioro del barrio. Durante décadas no se hizo ninguna inversión, por eso el paisaje nos muestra grandes casonas de elegante arquitectura, sumidas en la decadencia. En 2009 se lo declaró zona típica, y muy de a poco empiezan a verse algunos esfuerzos de recuperación.


Vamos a comenzar nuestro paseo en la estación de metro Cumming, en Ricardo Cumming y Catedral, a fin de que sea un punto de partida accesible para todos. Caminamos una cuadra hacia el norte para adentrarnos en el barrio por Santo Domingo en dirección Oeste. Los muros de esta calle constituyen una verdadera galería de arte callejero, están completamente cubiertos de coloridos murales. En la esquina con General Bulnes se encuentra el Palacio Álamos, inmueble de conservación histórica que fue recuperado y reabierto al público hace apenas un mes (abre de lunes a viernes de 10 a 21hs. y los sábados 10 a 18hs.).


Las calles perpendiculares que vamos cruzando, con sus casas de colores, también son muy interesantes; podemos desviarnos un poco pero después volvemos a nuestra ruta. Continuando por Santo Domingo pasamos por el lado sur de la plaza Yungay y junto a la Iglesia San Saturnino, un edificio precioso que debió ser cerrado tras los daños que le causó el terremoto de 2010, y hoy se encuentra en un estado lamentable. En la cuadra siguiente, una casa amarilla sobre mano izquierda es el hostal El Raco, que es al mismo tiempo bar, venta de antigüedades y de cactus y suculentas. Podemos subir a la terraza a ver un poco de Yungay desde la altura y llevarnos una plantita de recuerdo.



Al llegar a la esquina doblamos a la izquierda por Esperanza y avanzamos dos cuadras. En todo momento vamos prestando atención a la arquitectura, a los murales y a los lindos zaguanes que se pueden espiar desde las puertas entreabiertas. Ahora nos dirigimos a visitar tres pasajes históricos: en primer lugar, haciendo media cuadra a la derecha por Compañía de Jesús nos encontramos con el pasaje Lucrecia Valdés de Barros Borgoño, precioso. Lo atravesamos de norte a sur. Al final doblamos a la derecha por Huérfanos, y la segunda calle que encontramos es el pasaje Adriana Cousiño, el más colorido y lleno de vegetación.
               


Por practicidad, abandonamos Adriana Cousiño por donde entramos y volvemos atrás. Caminando 200 metros por Huérfanos hacia el oriente llegamos al tercer pasaje de este recorrido, Hurtado Rodríguez, conformado por casas pareadas, en su mayoría estilo Tudor, con lindas rejas y puertas dignas de observar. Atravesamos el pasaje de sur a norte, volviendo a salir por Compañía de Jesús.


En este punto estamos a sólo media cuadra de la estrella del lugar: la Peluquería Francesa, ubicada en Compañía de Jesús y Libertad. Hemos dejado lo mejor para el final.  Esta peluquería se fundó en el año 1868, a cargo de tres maestros peluqueros franceses. Funcionaba en un local de la calle Santo Domingo, atendiendo al personal del consulado y a distinguidos vecinos del barrio Yungay. Dos veces cambió de local, pero en 1925 se instaló en su ubicación actual y pareciera que desde entonces nada ha cambiado. Nos asomamos, saludamos y pedimos permiso para entrar a mirar. Los secadores de pelo, pavas eléctricas y terminales "posnet" pasan casi desapercibidos en este hermoso caos de reliquias. El local todavía funciona normalmente, cualquiera puede ir a hacerse un corte de pelo o afeitarse a la navaja por $7000 (casi 10 dólares).


Cristián Lavaud, descendiente de los fundadores, tuvo la idea de abrir junto a la peluquería un restaurant, que es a la vez museo y anticuario. Esta es la parada gastronómica de nuestro recorrido y es imperdible. Todos los muebles del Boulevard Lavaud están a la venta, su ambientación es única, casi teatral, la comida muy rica y las personas que trabajan ahí siempre muy dispuestas a contar sobre la historia del lugar.



Junto a la peluquería Francesa, sobre la calle Libertad, encontramos el Antiguo Almacén, otro aporte de la familia Lavaud al patrimonio de la ciudad. Es un verdadero almacén en plano funcionamiento, con su arquitectura y ambientación originales, donde uno puede entrar a comprar huevos, verduras o conservas y sentir que ha hecho un viaje en el tiempo.



Frente a esta esquina, un edificio blanco enorme e impecable es el Centro Nave, un centro para la creación y las artes, en una casona patrimonial recientemente restaurada. Muy lentamente el barrio comienza a dar señales de recuperarse del olvido y la decadencia en que lo dejó el paso del tiempo. Los vecinos son en gran parte los responsables de las mejoras; ellos junto a organizaciones públicas y privadas hacen un enorme esfuerzo por dar vida al barrio y consagrarlo como un referente turístico y cultural.


Desde aquí podemos volver por Catedral hasta Ricardo Cumming, a la estación de metro de donde partimos. No hemos visto todo, pero para una primera vez es suficiente. Queda para una próxima visita recorrer el Parque Quinta Normal, su invernadero y sus museos. Ahora que conocemos el barrio, es mucho más fácil volver.



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